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El lugar en que no estás

"La Bien Pagá", Entraña en La Villa Victoria de Mar del Plata

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Presentación Cuerpoético en la Bodega del Teatro Auditorium de Mar del P...

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"Maspleonasmo" poema de Oliverio Girondo, por Iñaki Rubio Zapirain.

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Entre los árboles

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Aquí, los reclusos de esta farsa, los días de licor de luna prefieren descerrojarse un disparo de paloma en las venas, antes que llorar el alma abandonada ayer en una esquina .  Muchos de ellos, suelen guiñarle un ojo a cualquier sombra que pasa, con la vaga esperanza que se compadezca de su humanidad despojada y errabunda. Los suicidas, sin embargo , se atan trapos en los antebrazos y se encienden como faros que iluminan la escena última. De tanto en tanto en tanto, golpea las puertas un beso extraviado en algún combate o guerra amorosa. Todo funciona de maravillas en este hospicio: la rabia es declarada patrimonio  y la tristeza es el único culto aceptado. El viento dejó de soplar  hace décadas y tan solo se limita a susurrar viejas canciones de derrotas y fugas. Alguien puede oírlo y escribe y lee sus notas entre los árboles. Escribe y lee. Entre los árboles.

El día de la pena

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El día de la pena ojalá muera                                 entre los garfios de una mariposa; El sol me atraviese con un beso de luz... Tu amor herido, ya sueño en una isla                                                              final. Melodías rotas río abajo; El aliento, último perro solo                                  de esa noche; Y el dolor como un anillo, prendiéndose fuego. El día de la pena seré un gorrión                                                       prófugo un hueso. o una canción. Algo tan leve y tan encendido. El día de la pena dejaré mi sonrisa a los que quedan.

Estallido

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Mi cuerpo se retuerce , se plega, se expande y es uno con la Noche. Mi cuerpo y el tuyo son animales enrojecidos, nos abrazamos a la bruma y perdemos los estribos, las riendas, el galope, el corcel... Luna de sitio , caricias y besos profundos. La espada del viento nos atraviesa las almas y ya nunca más seremos el camino. Nuestra hora, postrera, ha llegado. Ahora somos brillo. Ahora somos  única memoria.