El nombre de la Vida
Hay que labrar la primavera
,una y otra vez,
con el alma sangrando
entre los dedos.
Construir enajenados
un hogar de barro
para los pájaros migrados...
Hay que levantar ciudades
de las tempestades;
amalgamar las corrientes
tender los puentes,
enamorarse del silencio
de todos y de cada uno.
Pervivir con sudor
a la ofensa y a la injusticia,
proteger a la cría en el nido.
Transpirar amor
fértil y duradero.
Y paz,
para los que vendrán.
Comentarios
Un orgullo para mí que me hayas leído.GRACIAS.
Algunas veces me suceden estas anchuras .Un abrazo muy viril y muy amoroso.
Tu amigo
Iñaki.